El Jueves Santo, después De los Santos oficios, la inigualable Semana Santa de la pequeña localidad zamorana de Bercianos de Aliste, saca a la calle la procesión del Santo Cristo, también llamada La Carrera. Es esta singular pasión, con origen el siglo XVI, una de las muestras más puras de la Semana Santa rural y permanece en sus celebraciones inalterada. Tras la Misa de la Cena y la Constitución del Monumento, los cofrades con un cirio en las manos y ataviados con la Capa de Honras de Aliste, capas de pardo paño, suben hasta el Calvario cantando el Misserere popular alístano, que data del S XVIII y se atribuye a Fray Diego José de Cádiz, y ya en el Cementerio rezar la Corona Dolorosa. Regresan a la Iglesia de San Mamed para en el interior del templo el juez de la cofradía anunciar quienes han solicitado ser hermano y tomar juramento a quienes lo hicieron el año anterior.