De nuevo, a revisión
De nuevo, a revisión. El tiempo de Cuaresma nos da la oportunidad de pasar, podríamos decir y si se me permite el lenguaje coloquial, por una ITV del corazón. En la noche santa de la Pascua renovaremos nuestro bautismo, y el tiempo de Cuaresma nos concede la oportunidad de revisar cómo vivimos nuestra vida bautismal. En realidad, esta revisión nos conduce a situarnos ante la mirada del Señor (es Él quien quiere mirarnos de nuevo), y también ante la mirada de nuestros compañeros de camino, de nuestros hermanos. Una y otra miradas nos ayudan a caer en la cuenta de cómo va nuestra vida de hijos y de hermanos, de herederos de la vida eterna, de discípulos misioneros que salen a los caminos a anunciar el Evangelio del Reino.
Para hacer esta verificación, el mismo Jesús en el Evangelio y la gran tradición de la Iglesia nos proponen tres prácticas, tres pruebas diagnósticas, podríamos decir. Una: la oración. La oración significa decirle “sí” a Dios; la oración supone hacer un corte cotidiano para vivir ese diálogo con el Señor y dejarnos mirar por Él.
El Señor y la tradición de la Iglesia nos invitan también a la limosna; es decir, a decir “sí” a los hermanos, a examinar nuestra vida de fraternidad, a caer en la cuenta de si permanecemos indiferentes ante el dolor del otro y pasamos de largo o, por el contrario, los hermanos suponen siempre una llamada, que puede ser a la fraternidad que se hace servicio o, quizás, a la que se manifiesta como perdón.
Luis Argüello
Arzobispo de Valladolid