SEMANA SANTA: ¿DÍAS DE FIESTA O DÍAS DE REDENCIÓN?
Queridos hermanos: nos encaminamos un año más hacia la Semana Santa, centro y corazón del Año Litúrgico. Estos días no son solo un recuerdo de unos hechos maravillosos pasados sino que la Semana Santa hace presente aquellos momentos decisivos de nuestra Redención. Los días que trascurren desde el domingo de Ramos hasta el domingo de Resurrección conmemoran y actualizan, desde los inicios del cristianismo, la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. El Papa Francisco, en la Carta Apostólica Desiderio Desideravi dedicada a la formación litúrgica del Pueblo de Dios, escribe con gran acierto que la liturgia es “el lugar del encuentro con Cristo. Aquí está toda la poderosa belleza de la Liturgia. Si la Resurrección fuera para nosotros un concepto, una idea, un pensamiento; si el Resucitado fuera para nosotros el recuerdo del recuerdo de otros, tan autorizados como los Apóstoles, si no se nos diera también la posibilidad de un verdadero encuentro con Él, sería como declarar concluida la novedad del Verbo hecho carne. (…). La fe cristiana, o es un encuentro vivo con Él, o no es”.
Quiero subrayar que el fundamento de nuestra fe cristiana es la Resurrección de Cristo. Este hecho constituye el núcleo esencial de la predicación desde los comienzos de la Iglesia: “Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra predicación, vana es nuestra fe” proclama el Apóstol Pablo en la primera carta a los Corintios (1 Co 15,17). El Evangelio de Jesús es la Buena Noticia de la Vida y de la Resurrección, la cual nos es transmitida a través de la liturgia de los sacramentos, sobre todo en la Eucaristía. Durante el tiempo de pandemia muchos cristianos, al no poder participar de la celebración dominical, han notado que les faltaba algo esencial en sus vidas: la Eucaristía que es el alimento que da Vida. Cuando acudimos a la Eucaristía dominical estamos haciendo algo más que cumplir un precepto, tradición o costumbre social. Celebramos que la salvación de Jesús se realiza aquí y ahora para cada uno de nosotros: “En la Eucaristía y en todos los Sacramentos se nos garantiza la posibilidad de encontrarnos con el Señor Jesús y de ser alcanzados por el poder de su Pascua. El poder salvífico del sacrificio de Jesús, de cada una de sus palabras, de cada uno de sus gestos, mirada, sentimiento, nos alcanza en la celebración de los Sacramentos” (Desiderio Desideravi n.11).
Por ello, invito a todos los fieles, especialmente a los cofrades, a vivir con intensidad esta Semana Santa. Elevemos nuestros ojos a Jesús clavado en la Cruz para decirle: Te adoramos oh Cristo y te bendecimos, pues con tu santa Cruz redimiste al mundo. Que no sean unos meros días de fiesta o descanso sino que nuestras mentes y nuestros corazones estén dispuestos al encuentro con el Señor que muere y resucita para que nosotros obtengamos la Vida que nunca perece.
Abilio Martínez Varea
Obispo de Osma – Soria