La Semana Santa es un tiempo cargado de intensidad litúrgica, emoción religiosa y fervor popular. Reproduce los acontecimientos que van desde el Domingo de Ramos al de Resurrección y tiene por protagonista a Jesús de Nazaret, el Cristo, en los días últimos de su vida que concluye con su muerte y resurrección. Son los días litúrgicos por excelencia que nos invitan a la reflexión sobre la redención del hombre y a la acción de gracias por la obra de Cristo a favor nuestro.
Como obispo, quiero invitar a los segovianos a participar en esta intensa semana y renovar la fe que da sentido a nuestra vida. Los acontecimientos de estos últimos tiempos nos permiten palpar la fragilidad de nuestra vida. Somos seres vulnerables. La pandemia sufrida, la guerra de Ucrania y otras en distintos países, el terremoto de Turquía y Siria y tantas situaciones de pobreza, marginación, violación de los derechos humanos revelan hasta qué punto se hace realidad que el hombre, como decía Pascal, es la caña más frágil de la naturaleza. Siendo esto así, no significa que el hombre sea un sinsentido. El Hijo de Dios se ha hecho hombre, ha tomado nuestra carne, para abrirnos el horizonte de la esperanza y enseñarnos la compasión divina. Cristo ha querido cargar sobre sí, como el Nazareno carga con su cruz, todas las dolencias, sufrimientos y desdichas humanas. En el Crucificado del Viernes Santo vemos al Dios de la compasión que ofrece la medida del valor que Dios tiene del hombre. La resurrección es la apertura a un horizonte de trascendencia que nos deja sobrecogidos de alegría al saber que también un día nuestro cuerpo participará de la gloria del Resucitado.
Vivir la Semana Santa, en los actos litúrgicos y en las procesiones, es adentrarse en esta infinita compasión de Dios con el hombre que nos permite enjugar las lágrimas del sufrimiento y ofrecer a los demás nuestra compañía para que nadie se sienta solo, desamparado y sin respuestas a las grandes preguntas que el mal despierta en el corazón del hombre. Sí, amigos, el hombre no es un sinsentido. Toda su vida en este mundo ha sido recapitulada en Cristo y en él alcanza su definitivo destino.
Queridos segovianos, os deseo de corazón una feliz Semana Santa.
César Franco
Obispo de Segovia