Saludo Semana Santa de Villacastín 2023 (Segovia)

Rafael Álvarez Rodríguez – Cronista oficial de la Villa

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Hay indicios que dan idea de la religiosidad de un pueblo y en el caso de la Villa de Villacastín quedó bien reflejada en la edad de oro que supuso para ésta y para Castilla, el siglo XVI. Entonces la población del lugar que llegó a tener 5000 almas de confesión se unió para iniciar la empresa de construir “una gran iglesia de salón” que fuera capaz de acoger a todos los fieles en el templo. La obra durará más de 116 años hasta que las paredes, el techo y una torre estuvieron finalizadas. Esta obra se erigió alrededor del viejo templo románico, que quedó en su interior y que desmontaron a lo largo de más de 100 años. Esta obra fue posible por la religiosidad y fervor de los estamentos del pueblo cuya obra vieron comenzar, pero no terminar. La vida del pueblo giraba alrededor del templo donde los miembros del concejo juraban sus cargos y donde celebran el milagro de la vida con el Bautismo y la inevitable ceremonia de despedida tras la muerte. Otra demostración de la religiosidad es el número de sacerdotes, obispos, frailes y monjas naturales de Villacastín y la importancia que alcanzaron y los dos monasterios construidos (1598 y 1632) de los cuales permanece el de las monjas Clarisas.

La Semana Santa de Villacastín tiene como principal escenario la gran iglesia renacentista, obra de Rodrigo Gil de Hontañón que, en 1529 al comenzar la obra, trabajaba en la catedral de Segovia de la que le despidieron en aquellas fechas por lo que pudo dedicarse en exclusiva a iniciar ésta. Era tradición trasladar al comienzo de la Semana Santa los pasos que estaban en la ermita de la Vera Cruz (hoy en obras) a la Iglesia parroquial de donde salían en las respectivas procesiones. Las procesiones tenían gran afluencia de vecinos y en ellas participaba un buen número de cofradías cuyos cargos electos ostentaban los cetros característicos de aquellas. Se realizaban en completo silencio y en los años cincuenta del siglo pasado la radio no emitía música y el recogimiento de los asistentes era proverbial. En el siglo XVI existía la figura del pertiguero que era la persona encargada de organizar y dirigir las procesiones y cuyo nombre derivó de la pértiga que ostentaba.

En la actualidad las jóvenes generaciones no tienen el mismo sentido religioso y con ello ha decaído la participación, no obstante, han mantenido la esencia religiosa de aquellas, a pesar de las dificultades.

Rafael Álvarez Rodríguez – Cronista oficial de la Villa