Saluda del Obispo de Ciudad Rodrigo y Salamanca 2023

José Luis Retana

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SEMANA SANTA. COPE 2023

La semana grande de los cristianos se inicia con un ambiente de fiesta y alegría: con el Domingo de Ramos, día en el que hacemos memoria de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, símbolo del triunfo de Cristo sobre el pecado y la muerte; una muerte que él vivirá en su propia carne pocos días después. La entrada de Cristo en Jerusalén coincide, pues, con la entrada de los cristianos en la Semana Santa, que es la gran semana en la que se concentra el supremo testimonio de Jesús como el Dios hecho hombre fiel hasta la muerte: fiel a Dios su Padre, obedeciéndole, y fiel a sus hermanos, amándolos hasta las últimas consecuencias.

Jesús había despertado la esperanza en el corazón de la gente sencilla, esa gente que no cuenta demasiado a los ojos del mundo. Ellos fueron los primeros en percibir que el Señor Jesús acogía las miserias humanas sobre sí, que Jesús hizo suyos todos nuestros problemas, todos nuestros egoísmos, nuestras tristezas… todos nuestros pecados. Y ha mostrado al hombre el rostro misericordioso de Dios y se ha inclinado para sanar nuestro corazón, haciendo nuevas todas las cosas.  Es muy importante que sepamos ver en la Pasión de Jesús no sólo lo que ocurrió hace más de veinte siglos, sino lo que ha ocurrido siempre, también ahora en nuestro tiempo. Por eso, hemos de tener la valentía de vernos a nosotros y a nuestros contemporáneos también dentro de esta Pasión. Porque también nosotros tenemos necesidad de poner en nuestra vida el bálsamo de la misericordia y del perdón que Jesucristo nos ha traído. Todo esto es lo que celebramos en la Semana Santa.

El gesto de procesionar por las calles lo podemos hacer simplemente por la inercia o el folclore de estos días, o como un recuerdo vivo de lo que supuso aquella procesión histórica en la que Jesús recorrió la vía dolorosa para darnos la alegría de la salvación. Podemos y debemos mantener nuestras costumbres y tradiciones, vivir con empeño nuestro folclore religioso, pero hemos de saber por qué y por quién lo hacemos. El problema está cuando todo lo reducimos únicamente a costumbre o folclore sin que haya nada ni a Nadie que recordar.

Cuando sabemos por quién procesionamos, el Señor Jesús nos ayuda a continuar la procesión de la vida que recorremos cotidianamente. También en la procesión de la vida, nos encontramos con numerosas vías dolorosas de todo tipo. Será la mejor señal de que los cristianos hemos entendido el significado profundo de nuestras procesiones de Semana Santa, si logramos caminar el resto del año al paso de Jesús, convirtiéndonos en cireneos generosos que ayudan a llevar el peso de su cruz a tantos hermanos que sufren, como nos ayuda el Señor a cada uno de nosotros.

Deseo felicitar vivamente a la Junta de Cofradías, y a todas y cada una de las Asociaciones, Hermandades y Cofradías por el trabajo encomiable que realizáis con el fin de hacer más hermosa y atractiva nuestra Semana Santa. No dejéis de trabajar para que la Semana Santa sea más vistosa, pero también dejaos trabajar interiormente para que vuestra adhesión a Jesús sea cada vez más profunda.

Con la Iglesia, con todos los cristianos, nos disponemos a revivir para no olvidar el memorial del amor con el que Jesús nos abrazó para darnos la posibilidad de ser más más felices. Esta es la Semana Santa cristiana que yo os deseo, tan distinta de la Semana Santa del turismo y la distracción. Feliz Semana Santa vivida cristianamente.

+ José Luis Retana,

Obispo de Ciudad Rodrigo y de Salamanca