LA SEMANA SANTA. SENTIDO Y LLAMADA
Desde los tiempos primeros la Iglesia celebra el misterio de Cristo. No tiene otro motivo de fiesta sino a Jesús, el hijo de Dios, pero pedagógica y enamoradamente va celebrando su infancia, vida pública y su Pascua. Semanalmente en el domingo, día del Señor Resucitado, día en el que la comunidad se reúne, no en torno al televisor para ver la misa, sino físicamente, en asamblea, para hacer fiesta participando la Palabra, dando gracias en la Eucaristía, viviendo en fraternidad y acrecentando la comunión con Jesucristo y los hermanos. Una vez al año celebra solemnemente al Señor Jesús en la Pascua. El misterio pascual del Señor Jesús es el paso de este mundo al Padre por su pasión y muerte, sepultura, resurrección con la donación de su Espíritu para que nosotros también pasemos al Padre siguiendo sus pasos.
Para que la celebración no se quede en lo exterior, en lo efímero, la Iglesia nos invita a prepararnos espiritualmente para esta gran solemnidad con la Cuaresma, y a participar de sus frutos en la cincuentena Pascual, acogiendo su Santo Espíritu para que nos guíe e ilumine. También le celebra diariamente en la eucaristía de cada día y de otras formas en la liturgia.
La celebración Pascual acontece en el Viernes Santo, Sábado Santo, la Vigilia Pascual y el Domingo de Pascua. Sin embargo, hay unos días que llamamos de Semana Santa porque se nos invita a la meditación de su Santa Pasión. El domingo de Ramos y de Pasión, celebramos su entrada en Jerusalén y cantamos en honor a Cristo nuestro Rey; se proclama la Pasión del Señor para recordarla, agradecerla y hacerla nuestra. El Lunes, Martes, Miércoles y Jueves Santo la liturgia se detiene en algunos pasajes de la Pasión del Señor. En esos días también se celebra la misa Crismal en la que se bendicen los Oleos de Catecúmenos y de Enfermos y el Santo Crisma, significando los frutos de la Pascua, el Espíritu Santo, para todos; los sacerdotes renovamos las promesas que hicimos el día de nuestra ordenación al igual que todos los bautizados renovamos nuestras promesas bautismales en la Noche de Pascua o el día de Pascua.
Os invito y me invito a hacer una lectura pausada y orante en estos días la Pasión del Señor, este año siguiendo el Evangelio de San Lucas y aprender del Maestro y Señor.
¿Qué podemos aprender? Tantas cosas… no olvidemos que es el Maestro y todos somos discípulos y condiscípulos. Jesús es nuestro guía y modelo de vida. «Quien quiera llevar una vida perfecta no necesita hacer otra cosa que despreciar lo que Cristo despreció en la cruz y apetecer lo que Cristo apeteció. En la cruz hallamos el ejemplo de todas las virtudes» (Sto. Tomás de Aquino, Conferencia 6 sobre el Credo). «Si buscas un ejemplo de amor: Nadie tiene amor más grande que el que da su vida por los amigos. Esto es lo que hizo Cristo en la cruz. Si buscas ejemplo de paciencia, encontrarás el mejor de ellos en la cruz. Si buscas ejemplo de humildad, mira al Crucificado. Si buscas un ejemplo de obediencia, imita a aquel que se hizo obediente al Padre hasta la muerte. Si buscas ejemplo de desprecio a las cosas terrenales, imita a aquel que es Rey de Reyes y Señor de Señores en quien están encerrados todos los tesoros del saber y del conocer, desnudo en la cruz., burlado, escupido. Flagelado, coronado de espinas, a quien, finalmente, dieron a beber hiel y vinagre» (Ibidem).
Si queremos aprender a confiar en Dios, aprendamos de Él que al morir puso su suerte en las manos del Padre; si queremos aprender a orar, miremos cómo ora en el Huerto de los Olivos y en la cruz. Si deseamos defender la verdad, miremos cómo él, que es la Verdad, la defiende ante Poncio Pilato, los fariseos, escribas, sumos sacerdotes y pueblo. Si deseas erradicar la violencia en la convivencia, mira cómo Jesús dice «quien a hierro mata, a hierro morirá» o «si he hablado mal, dime en qué, y si no ¿por qué me pegas?». Si nos cuesta perdonar miremos cómo perdona a sus enemigos. Si queremos avivar nuestra esperanza, miremos lo que dice al llamado Buen Ladrón. Si queremos saber hasta dónde llega a la solidaridad, observémosle a él, crucificado entre dos ladrones, compartiendo la suerte con ellos y todas las víctimas. Si queremos ejemplos de entrega pongamos los ojos del corazón cómo se entrega al Padre, cómo nos entrega su Madre u se entrega Él mismo. ¡Qué gran escuela la de la pasión, la cruz del Señor! ¿Aprenderemos? Porque es el único Maestro que enseña el camino de la felicidad, de la bienaventuranza personal y social, para vivir en fraternidad, para vivir como resucitados.
Con mis mejores deseos de una santa Semana Santa para todos los oyentes de COPE
+ Mons. Manuel Herrero Fernández, OSA
Obispo de Palencia