Después de haber soportado dos años de pandemia, se están haciendo todos los preparativos para que, como expresión colectiva de la religiosidad popular, las Hermandades y Cofradías de Ávila saquen a la calle los magníficos grupos escultóricos que reflejan la pasión, muerte y resurrección de Jesús, Nuestro Señor; pero además descubran también sus más íntimos sentimientos de piedad para declarar públicamente su fe. Las catorce cofradías, hermandades y patronatos, aportan sus lucidos atavíos, su orden al desfilar, su emoción acompañando las imágenes; así como, también, la conservación del excelente patrimonio artístico imaginero abulense.
En Ávila, ser cofrade supone un honor, privilegio y estímulo de una conducta cívica ejemplar. Las extraordinarias imágenes de los treinta y ocho grupos escultóricos que desfilan en sus procesiones, junto a la devoción de cofrades y penitentes conforman una extraordinaria mezcla de arte y sentimiento en la Semana de Pasión.
La Junta de Semana Santa, como expresión de la voluntad mancomunada de todas las entidades cofrades abulenses, anima a todos, vecinos y forasteros, a participar en los actos que están teniendo lugar en esta Cuaresma de 2022 y que fomentan los principios de oración, caridad y penitencia de este tiempo litúrgico.
Procuremos celebrar la Semana Santa con recogimiento, fervor y piedad, acercándonos al misterio Pascual con fe y oración por los que sufren, para así reiniciar, como cada año, un ciclo de arrepentimiento, meditación y de salvación, con unas celebraciones que se reinventan para cumplir adecuadamente su función catequética, en un ambiente de silencio, rigor y autenticidad que se proyecta y abre a ser compartido con todos los visitantes que, en Semana Santa, llenan las calles de Ávila.
Os deseamos una celebración de la Semana Santa repleta de autenticidad en vuestra vida familiar, así como un comportamiento que sea testimonio cristiano en estos momentos de conflicto y guerra que llevan a un desentendimiento por el sufrimiento humano. Muestren los abulenses en las procesiones los rasgos de su religiosidad, donde la expiación o el sufrimiento se hace penitencia y son catecismo vivo, contenido y sin aspaviento, donde la presencia de una fe personal, de una práctica religiosa auténtica y un comportamiento social cívico, son testimonio cristiano en un mundo hedonista y sordo a la desdicha del prójimo.
Paz y Bien